Windows 11

Siempre se supo que Windows, por herencia, ha sido el rey del gaming. Ahora, con el ascenso de la Steam Deck y la eficiencia de SteamOS, el trono de Microsoft ha empezado a vibrar. 

De hecho, la respuesta de Redmond no se ha hecho esperar: una transformación profunda de Windows 11 para recuperar el corazón de los gamers.

Más allá de su liderazgo, Windows arrastra un final que los usuarios de Linux ya no toleran: procesos en segundo plano, telemetría y un consumo de recursos excesivo. 

Por consiguiente, rumores indican que durante el 2026 Microsoft cambiará las reglas del juego con una optimización agresiva que busca reducir el uso de RAM en un 9,3% y elevar los FPS en un 8,6%.

La firma de Redmond no solo quiere «limpiar» el sistema, quiere dotarlo de herramientas inteligentes:

-Experiencia de pantalla completa de Xbox: Al jugar, el sistema priorizará la aplicación de Xbox, silenciando procesos innecesarios para que cada ciclo de tu CPU vaya directo al juego.

-Entrega anticipada de Shader: La precarga de sombreadores durante la descarga promete arranques instantáneos y un ahorro energético clave para consolas portátiles (ROG Ally, Legion Go).

-Auto Super Resolución: Gemini, la IA de Microsoft, escalará tus juegos automáticamente, brindando más nitidez y fluidez sin que el desarrollador tenga que mover un dedo.

Windows 11 vs. SteamOS: ¿Es suficiente?

La técnica comparativa es clara: mientras SteamOS brilla por su ligereza, Microsoft apuesta por la potencia bruta y la compatibilidad total (especialmente en títulos con sistemas anti-cheat).

Si hay algo que muchos coinciden es que la verdadera optimización empezaría por permitir una instalación limpia, al estilo Windows LTSC, sin Copilot, OneDrive o telemetría. 

Por ende, si Microsoft no ofrece esa libertad, el éxodo hacia distribuciones Linux diseñadas para jugar podría ser inevitable.

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(S.M.C)

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